El auto que me trajo a Charlotte: mi escarabajo de 1994

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En el 2007, mi padre compró un Beetle Negro del 1994 con el propósito de usarlo exclusivamente para su trabajo. Inicialmente, cumplió su propósito: transportar a mi papá hacia y desde sus diversas reuniones, y alrededor de la ciudad de Monterrey. Como la carrocería del vehículo es una edición especial, siempre se vio genial, pero debajo del cofre (under the hood – consider deleting that line and just saying ‘pero mi padre tuvo…’), mi padre tuvo varias complicaciones mecánicas con la transmisión, la suspensión y el motor. En horas extras, pudo solucionar estos problemas y el auto finalmente me fue entregado.

Con el auto en mejores condiciones, empaqué mis cosas e hice la mudanza a los Estados Unidos. En McAllen, Texas, conduje este maravilloso Beetle mientras exploraba la ciudad y comenzaba nuevas aventuras. Después de 8 meses en Texas, regresé a México y se me presentó la oportunidad de competir en Charlotte. Mi único problema: el Beetle necesitaba una nueva transmisión.

En mi taller en Monterrey, reconstruí la transmisión e hice algunos ajustes menores al motor. Después de estos arreglos, comencé un viaje de 23 horas desde México a Charlotte para la carrera. Confié en este auto más que en cualquier otro en mi posesión porque lo había reconstruido desde cero. Después de hacer la caminata con éxito, continué manejando este Beetle diariamente durante los próximos tres años.

Este auto es muy especial para mí. Me lo heredó mi padre. Me ha llevado a lugares nuevos y emocionantes, y me ayudó a crear recuerdos que me durarán toda la vida. Este auto me trajo a Charlotte y eso es algo de lo que siempre estaré agradecido.